Viviendo una relación fililial al Padre
La formación espiritual es cristocéntrica, basada en la vida sacramental y la oración, canalizada para formar una conciencia sacerdotal y un servicio a la Iglesia.
Por lo tanto, los seminaristas están invitados a crecer en los grandes amores del sacerdote: amor personal por Cristo el Señor, modelo, criterio y ejemplo de vida sacerdotal y apostólica. El amor filial por María Santísima, Madre del Señor y a su propia vocación. El amor por la Iglesia, esposa de Cristo, y por el Papa, su cabeza visible y Vicario de Cristo en la tierra. El amor por el llamado al sacerdocio, un don gratuito de Dios Padre, que se traduce en convicción y fidelidad a los compromisos asumidos, en el servicio a los demás y en la práctica de la caridad para que, imitando al Buen Pastor, se dejan impregnar del amor de Cristo hacia la humanidad.
En la formación de jóvenes seminaristas, se cultiva la vida litúrgica y sacramental a través de la celebración de la Eucaristía diaria, la oración personal y comunitaria, el fomento de la confesión frecuente, la búsqueda personal de la santidad bajo la guía de un director espiritual calificado, la devoción filial a la Santísima Virgen y el culto eucarístico.
Como actividades específicas para favorecer una formación espiritual profunda, el reglamento del Pontificio Colegio Internacional Maria Mater Ecclesiae, además de la celebración eucarística, prevé: la meditación personal diaria, el rezo de la liturgia de las horas en comunidad, el rezo diario del rosario, la adoración Eucaristía al final de cada día con un examen de conciencia y las completas.
Además de las prácticas diarias de piedad, hay conferencias semanales de espiritualidad y formación sacerdotal, el retiro espiritual mensual, el Via Crucis comunitario durante la Cuaresma, las peregrinaciones a varios santuarios y los ejercicios espirituales anuales.