EXPERIENCIA EN LA AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO EL DÍA 28 DE AGOSTO DEL PRESENTE AÑO.
“Se atraviesan mares y desiertos para poder llegar a una tierra donde se pueda vivir en paz y seguridad”.
Papa Francisco
El día 28 de agosto, es un día muy especial para mi vida de formación, ya que esta fecha, fue por vez primera que tuve la dicha de conocer al vicario de Cristo, su Santidad el Papa Francisco. Esta experiencia me hizo reafirmar mi respuesta vocacional. Las razones fueron sencillas, pero con un significado enorme. Una de ellas es que al saber que iríamos como Colegio a una catequesis del papa me lleno de emoción y también de mucho deseo de poder escucharlo, con la atención de saber que nos quería decir Nuestro Señor, a través del Papa. En el momento que llegue, al ver a tanta gente esperando y compartiendo los mismos sentimientos, me lleno de alegría y esperanza saber que aún hay mucha gente que cree en Dios, que espera en Él y que pone toda su vida en sus manos. Estando en la imponente Plaza de San Pedro y contemplando su particular belleza, tanto en arquitectura, pero aún más en la universalidad de nuestra Iglesia, el Papa salió y lo vi por primera vez, pude identificar tres características particulares que me quedaron plasmadas; la primera fue su cercanía como un buen pastor, aquel pastor que convive y conoce los dolores y alegrías de sus ovejas, eso debe mover a todos los consagrados y a los que estamos en vías de consagración, a ser verdaderos pastores cercanos y atentos a las dolencias, preocupaciones y alegrías de su pueblo; la segunda característica fue, esa mirada suave, tierna y misericordiosa, como la que un padre tiene a su hijo, esa mirada paternal donde se siente y se está protegido por Dios; y por último, la tercera característica es la docilidad de ser instrumento de Dios, y reconocerse como tal, no más, ni menos, siendo el Papa el medio por el cual, el Espíritu Santo en su sabidurías nos quiere ir mostrando por donde caminar, y poder hacer su voluntad.
Esta experiencia me es única, ya que por vez primera salgo de casa, la Ciudad Eterna me ha dado la mejor bienvenida, ¡escuchar a su Santidad!, haciéndome saber la importancia de ser samaritanos ante aquellos hermanos que viven a diario esos mares y desiertos y que en ocasiones ignoramos. Esta catequesis me enseña a ser desprendido, mostrando mi amor a Dios a través de los demás, en el desprendimiento y poder ser luz en esa oscuridad fría, abismal y densa que se vive día a día.
Seminarista Gerardo Cortés Meneses. Arquidiócesis de Puebla.